Desesperanza es una palabra interesante.
Es interesante porque hay dos percepciones muy diferentes de la desesperanza que se pueden ver a menudo para llegar a los desesperados.
En primer lugar, tenemos a las personas que intentan encender una luz en la oscuridad absoluta que es la desesperanza total, el tipo de oscuridad donde hay una falta total de oxígeno y de combustible para encender la chispa.
Es el tipo de vacío en el que no existe nada: no hay nada positivo que esperar, no hay nada negativo que te haga pedazos. Es sólo oscuridad vacía, como flotar sin rumbo en el espacio exterior directamente hacia un agujero negro.
Y luego tienes la desesperanza como un miedo descarnado a que tu situación no mejore, donde no es tan grave como para poder sentir realmente emociones como la desesperanza.
Puede ser que muchas cosas no hayan funcionado, o que hayas estado atrapado en una mala situación durante mucho tiempo, o que simplemente estés pasando por muchas cosas en este momento. Tal vez sea algo crónico, como tener una enfermedad terminal, donde lo único que puedes hacer es aceptar la situación.
La palabra «desesperado» abarca mucho terreno, y lo mencionamos por una razón. Esta es una lista de cosas que puedes hacer cuando te sientas desesperado y que te ayudarán a encontrar una manera de sobrevivir y progresar contra lo que sea que estés enfrentando.
Queremos reforzar que ésta no puede ser una lista exhaustiva. Queremos reiterar que si estás desesperado, lees esta lista y no encuentras nada que conecte contigo; eso no significa que no haya algo ahí fuera que te ayude.
El hecho es que, si te sientes desesperado, debes buscar ayuda profesional de un profesional de la salud mental certificado para llegar al núcleo de por qué te sientes desesperado y abordarlo.
Ese tipo de sentimiento extremo no es algo que puedas arreglar por ti mismo. Y aunque podemos darte alguna información para intentar sobrevivir y salir adelante, no podemos ofrecerte consejos específicos que te ayuden a abordar cualquier trauma, enfermedad mental o problema que esté alimentando tu desesperanza.
Hablemos de algunas estrategias para sobrevivir a esta desesperación hasta que puedas salir del agujero.
1. El poder de la distracción.
La desesperanza es un estado que empeora cuanto más se piensa en ella. Eso significa que los tiempos muertos o el exceso de tiempo para pensar pueden ser un enemigo del progreso.
Una buena forma de superarlo es distraerse con otra cosa y obligarse a abandonar los hábitos que normalmente se tienen mientras se está en ese espacio mental oscuro.
Por ejemplo, si te acuestas en la cama y te quedas mirando la pared, oblígate a salir a algún sitio.
Ve a un parque local o a un centro comercial, siéntate y observa el paisaje. Céntrate en los distintos elementos que ves. Fíjate en el tráfico, los animales, la gente, cualquier cosa que pueda estar pasando. Céntrate en eso, en lugar de alimentar la desesperanza.
Sal y haz ejercicio. Sal a cenar. Ve una película. Haz cualquier cosa que no sea sentarse y pensar en los sentimientos. Eso los empeorará.
NO recurras a las drogas ni al alcohol para adormecer el vacío. Automedicarse mediante el abuso de sustancias es algo muy común, pero debes evitarlo si puedes. Eso crea un problema adicional con el que eventualmente tendrás que lidiar. La fiesta siempre se acaba tarde o temprano.
2. Crea un plan de acción.
A veces la desesperanza proviene de la falta de dirección. Los problemas de salud mental, como la depresión, pueden hacer que una persona se quede anclada en su sitio por falta de energía o motivación para avanzar.
Una forma de combatir esto es crear un plan de acción con objetivos alcanzables que te hagan avanzar en la dirección que necesitas.
Por ejemplo, digamos que quieres encontrar un terapeuta. Hay una serie de pasos que puedes dar para lograr ese objetivo. Entra en Internet, busca terapeutas en tu zona, mira la información que encuentras en línea, llama a los distintos proveedores, consigue una cita y luego acude realmente a la cita cuando llegue.
Este tipo de planificación puede aplicarse a cualquier cosa, desde encontrar un terapeuta hasta pedir una pizza o buscar un trabajo.
Y es útil tener ese plan y esa lista a mano cuando tu cerebro te dice que no vale la pena hacer nada, y que todo es inútil.
3. Recuerda que tu cerebro puede estar mintiendo.
Hay muchas enfermedades mentales que distorsionan la forma en que sentimos e interpretamos el mundo.
A veces una enfermedad mental crea emociones completamente falsas y pensamientos distorsionados para apoyar esas emociones. Y cuando nos lanzamos a esos procesos de pensamiento y fluimos con ellos, es fácil dejarse envolver por lo verdaderos que se sienten.
Pero, a menudo, no son verdaderos. La mayoría de los problemas pueden abordarse y resolverse. Claro que hay situaciones negativas que son totalmente desagradables, pero no siempre será así. Las cosas acabarán cambiando, de una forma u otra.
Vuelve a la realidad recordándote que estos sentimientos pueden no reflejar exactamente tu situación.
Puede que te encuentres en una situación en la que no estés seguro de cómo avanzar, y eso está bien. Hay respuestas en alguna parte; puede que sólo te lleve algo más de tiempo y esfuerzo encontrarlas.
4. Argumenta a favor de la esperanza.
La desesperanza es a menudo un estado de impotencia, de sentir que no puedes cambiar efectivamente o que las cosas no van a mejorar. Estos sentimientos pueden provenir de una mala situación en la vida, de una enfermedad mental o de estar abrumado por lo que estás viviendo actualmente.
Una forma de contrarrestar todo eso es discutir contigo mismo para tener esperanza. Céntrate en las cosas que puedes cambiar, en lo que puedes conseguir, en las oportunidades que puedes crear para ti en el futuro. Puede que las cosas estén mal ahora, pero no tienen por qué seguir así.
También puedes intentar fijarte en personas que te inspiren o que hayan logrado los objetivos que buscas.
Hay mucha gente que ha conseguido superar algunas circunstancias terribles, y tú también puedes hacerlo. Desde luego, no va a ser fácil ni divertido, pero sigue estando ahí para ti.
5. Confía en un amigo o familiar de confianza.
A veces ayuda ventilar los pensamientos negativos para darles menos poder. Hablar con alguien de confianza puede proporcionar un respiro muy necesario a los sentimientos negativos.
Pueden aportar una perspectiva diferente y más equilibrada que no esté arraigada en la negatividad o el vacío de la desesperanza.
E incluso si no pueden proporcionar necesariamente ayuda, puede ser bueno tener a alguien que se siente con usted en sus luchas por un poco de tiempo, si no por otra razón que para recordar que no estás solo.
Ahora bien, si no tienes un amigo o familiar de confianza, puedes considerar la posibilidad de acudir a un grupo de apoyo o a un foro en línea en el que puedas estar rodeado de otras personas que tengan luchas similares a las tuyas. El mero hecho de estar rodeado de otras personas que están pasando por cosas similares puede ser reconfortante a veces.
6. Concéntrese en las cosas que puede apreciar.
Probablemente hay cosas en tu vida que aprecias. Puede ser buena música, una afición, otra persona, una experiencia que hayas superado; lo que sea sirve siempre que sea algo que puedas apreciar.
Dedica parte de tu tiempo a esa cosa que aprecias. Concéntrate en la gratitud por esa cosa y recuérdate las partes mejores de la vida.
La desesperanza puede ser algo que te desconcierta en este momento, ya que experimentas un bajón en tu salud mental. Esa gratitud y aprecio por cualquier cosa que resuene en ti puede ayudar a atemperar los sentimientos negativos.
7. Busca ayuda profesional.
Como hemos mencionado anteriormente, la desesperanza es una emoción bastante seria que puede apuntar a diferentes problemas.
Si estás experimentando desesperanza, sería una buena idea hablar con un profesional de la salud mental certificado para abordar las razones subyacentes.
No te rindas a esos sentimientos negativos. Las cosas cambiarán, tarde o temprano. Siempre lo hacen.